Esta
carrera no cansa, transforma
Por Gustavo Iturrioz
/ Equipo Onrush (9)
Pudimos intentar la
crónica con detalles, enumerar las vivencias, el cuento lineal
de las vicisitudes, lo que sale de manera simple, los caminos
que siempre diseña la razón para intentar una explicación
aceptable, coherente. Al fin y al cabo es una carrera, ocurre
que el recorrido, el tiempo para cumplirlo y el entorno elegido
componen un teorema de planteo complicado y resolución extrema.
Entonces los portadores de la fórmula que promete la meta,
adquieren categoría de elegidos y los simples participantes se
visten de cruzados templarios tozudos caballeros de mochila y
bastón dispuestos a desafiar la insoportable exhibición de la
naturaleza.
La pregunta
La gesta casi que lo exige, como humanos debemos tener una
definición, una síntesis que nos permita calmar la ansiedad;
¿Qué es Tierra Viva? A vuelo de pájaro conocemos su
territorio de disputa; Argentina es decir todos los climas y
todos los obstáculos. Otra, un desafío áspero contrapuesto al
entrenamiento interminable, una pulseada petulante entre la
mente y el desasosiego. Es también una empresa riesgosa para el
capital de cuatro aventureros. Finalmente asoma una definición
escasamente revelada o explorada, la carrera es una ventanilla
apta para tramitar la amistad definitiva de quienes integran el
colectivo equipo.
El transcurso
El viaje admite indumentaria exigua, alimento mínimo y los
vehículos de compañía dependen de la sangre propia. El ímpetu se
consume en el principio y el aliento se reparte entre alaridos y
sentencias que el aire se traga en un santiamén. Todo cuesta,
todo pesa, todo transpira y apostamos nuestro éxito
exclusivamente al devenir de una aguja imantada.
El ojo trabaja a destajo saturado ante la exuberancia natural,
la celebración de los colores termina definiendo un escenario
dónde los hombres quedan reducidos a mínimos espectadores. La
carrera, el rumbo y el objetivo resultan apenas utensilios para
convidarse el magnífico banquete de la tierra que en ese lugar
parece vivir en opulencia.
El corazón late en otra frecuencia, abandonando por mandato de
la diosa competencia, su urbano ritmo sincopado se transforma en
un bulto tembloroso pivoteando entre los vértices del pecho,
atendiendo al mismo tiempo la desesperada demanda de los
músculos y la explosión de adrenalina que empapa hasta las
palabras.
Las sensaciones
Tierra Viva es el altar de la aventura donde se inmola el
esfuerzo, donde se sacrifica lo imposible quemándose en el fuego
de la tenacidad, el que llega pervive, el final redime y
consolida el espíritu. No hay Dios, hay consecuencia y las
lágrimas son la certeza de una consagración que sólo puede medir
el alma cuando la quietud del día después la reúne con el cuerpo
maltrecho.
El oficio de corredor, aventurero o de audaz provocador del
empeño encuentra su templo, su academia para graduarse con
sangre sudor y sagacidad. No es posible salir indemne de este
laberinto irregular, Tierra Viva marca, establece su huella
profunda como una pócima de administración lenta que modifica
paradigmas a través de los sentidos, que hace nido en el archivo
del sentimiento para germinar en moléculas de supervivencia.
El mensaje
Estuvimos ahí, nuestras pisadas fueron cómplices, nuestro
destino fue uno por mandato de una sencilla conjura, el pacto
soportó el reto y el lejano argumento del último día fue el
combustible que azuzó la marcha. Para nosotros existe la
evidencia tangible de la tierra viva, tenemos el documento
guardado en cada uno de nuestros ADN que atestigua esa cuestión.
Somos otros, distintos, con la metamorfosis de un suceso a
cuestas, somos portadores de un mensaje revelado a pocos:
efectivamente la lava de esta historia todavía tibia encima de
la piel nos indica que Tierra Viva existe y es posible descifrar
su clave.
La respuesta
El cuerpo es documento suficiente, pero sus heridas acusan
vencimiento, el alma empuja las sobras del cansancio pero nunca
deja de ver los límites, el dolor pasa. Ahora el ánimo proviene
de un yacimiento inagotable, la experiencia tiene un nuevo
software y el orgullo tiene la extensión de lo eterno.
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